miércoles, 10 de octubre de 2012

Tu pecho, adamantino y Organza…


                                                       

 

Alegre la risa danza,  en el lazo  blanquecino,  que se desprende  de  la luna

     E Ilumina  tu pecho adamantino  y  Organza   que como un cincel   desplaza  la otrora  bruma

 

El gradiente,   de  tus manos!... genera más  luz   para  impulsar  a las mías

En   ese acto  sublime y despiadado,  donde se mezclan nuestros cuerpos,  nuestras almas

Se reencarna la   ambrosia perdida…

 

En la más brutal alianza donde hasta la piel se revela a cada estrella  y  la toma en forma de escama…

Absorbiendo la cenefa de sus puntas plateadas,  ahora adormecidas…

 

De tanta, lava derramada…

De tanto,  llanto de alegría…

 

  Bocas fatigadas,  fundidas,   en un eterno abrazo…

Labio con labio…

La única prisa sentirte nuevamente

En los huecos de los poros ardientes por nuestro Amor aromados de gloria!

 Alcanzado el alba y el ocaso

 Formando hasta  siempre,  nuestra propia historia…

 

 

María Verónica García

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