(Redactado, desde
la vivencia, crucial masificada
Que envuelve en los días y las noches, una
mentira revelada...
Emanado dolor...
Mimesis substancial que brama, en ufana y, diaria labor)
Traemos insertos los datos
En la forma, que
ejecutan los dedos
Son de espuma los días, cuando, verdaderamente nacemos
Y de bruma y espina, cuando las manos, no pueblan
el palpar sedoso del viento
No existen, buenos,
ni malos
Solo información y, un velo..
Crudo realce al destaparlo
Licuando las piedras del ceno
En cada gen, habita, el blanco perfecto/ supremo
Traslucido, como
un grano que irrita se inyecta
el negro, convexo
(Del negro)
“Suma de violentas
famas, tiritan, opaco cristal
interno
Volteando hacia abajo las flamas, imitan, cada vez, la creación de un infierno”
(Del blanco)
Penando cabizbajos
vimos, solo la luz,
del destello
Crisálida de fuerza
finita, que no rompe el devenir
en su tela yermo...
Destituimos el tramo, al proyectar,
la visión del beso
Es la transición su trago, cuando se vacía el verbo
Y nutrida la mar, de ese hallazgo, tributo
de cada comienzo
Estrena la propia leyenda, alzando las magias y el
tiempo..
Por ello y, acabando la cita, creo, mi instante perfecto
Donde los hombres no gritan, beben la paz de su acierto
Alzaran la copa bendita habiendo rozado ese trueno
Tomando de él, la
fuerza que, grita,
¡Que se abran las puertas del Cielo!
María Verónica García
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