jueves, 30 de julio de 2015

La Pureza del Espíritu...


 






 


   En,  la cosecha

 

No   hereda   vestigios,  profanos

La idea no está solo en la cabeza

Igual que la acción,   que encumbraran,  sus, manos

 

 En cada ser,  fluye, la destreza  y,  el inmediato intercambio

 

Desde su profunda semilla,  hacia la artera,  en néctar,  con acordes, sutiles de soprano

Donde se cuece,  el porvenir  de la receta,   las asperezas, lo diáfano

Naciéndolos en, el adormecido   Átomo,   su  bendición o, su  reclamo

Sostén, presa

Dúctil floración

O,  desamparo...

 

Como,  invocado a,  presuntas, sutilezas

Registros de  los  derechos humanos

Frenando  la insistente  ley de sus cabezas

Estigmas,  de los hombres sin recato

Con  el fin de  ambicionar, la sopesada  pobreza

Dejando que la mira de sus  brazos

Alienten lo holgazán de sus proezas

Erigiendo la inconciencia

Anteponiéndose a la ciencia

Verbal,  intensa,  a contramano,

Arrancando la conciencia

Del dúctil labrador,  afín, “hermano”

 

Nadie sabe para qué, porque,  han   sobrevivido

A las guerras, negativas,   palabras,   hechos  del pasado

Saben, sienten estar, vivas

Con un Fin, socavar    la inmediatez, con, falsos fines,  amedrantando/ entregados

 

 
Es del labrador mayor

 

Que el futuro,  este libre,  del hallazgo, aterrador

Que sobrevive   en, la verdad  del armador...

En   un pincel,  un cincel, del tamiz de las magias  del tapiz

Del hechizo elaborado,

 

Bien sentido, bien pensado...

Bien querido, bien amado...

 

Y el fluido, se reservará y renacerá,   en las pócimas de  un mar, ya  concebido

Por los más altos   y   perfectos  pretendidos,     Sabios,    Grados...

 

María Verónica García

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