Erguidos troncos, con miriñaque sin hojas
Caminar de maniquí, anclado, sobre el raso pasto
Mostrando los ramajes,
huesos, pelándose y en la primavera, es,
tu piel, quien
se despoja
Anima armada, dando más, vidas
Ilustre, dúctil, en
el cambio prospero de las formas
Estantería flexible,
aromada en azares,
Presentando la vidriera más refinada
De, cada oasis
Donde un intercambio,
suculento sin normas y, colores, resplandecen
Cada entrada
Para luego dar, sabrosos,
endulzados y hasta acaramelados, frutos
Más tarde, te poblaras de hojas, vistiendo te, al anochecer, hasta tus pies
Y quedaran colgando las
sonrisas en las bocas, aguamarinas azucenas, lirios y verbenas
Allí, donde el hombre
no llega a imaginar la existencia, por
eso, son tus estadías casi perfectas
Hasta el agua , se
arremolina en una danza, simbiosis de melodías
En un grito
silencioso, destellas, relampagueas a, la paz, que se desprende con claridad enarbolando a la verdad, en tu, profunda huella!..
Revindicando la
solemnidad, que honra, a los maravillosos tesoros, de esta
bendita tierra..
María Verónica García
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