Que tan caro he de
pagar mi propia ausencia
Frente a la verdad, despedazada
Ya no encuentro el
valor de la sapiencia
Sin dolerme, en cada paso, una pedrada
Quien son, ellos, que vienen desde adentro?
Quien, si no el mal, la mentira disfrazada
No termina, de
penetrar
No comprendo su señal
De que me ha servido soñar?
Vivir, Amar?
Si el camino,
lentamente, se va deshaciendo…
María Verónica García
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