Bebo, de la
fuente del deseo, en los días, que las luces me iluminan
En la siembra del
bien, me desvelo, cuando los sueños se aniquilan
Para dar veloz, al vuelo
Sin traicionar, la voz mendiga
Levanto mis ojos y
veo, que las orlas del tiempo sigilan
Entre mis manos, senderos, donde el camino se inclina.
Hasta la suerte, me
encuentro, casi sin paz, en los días…
El Amor, se ha puesto en juego y lentamente termina…
María Verónica García
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