El cristal de su
sabia en, el espejo blando
Hambre del paraíso
Entre Laberintos sumisos, Entallas la creciente
espiga
Como un floripondio
la iluminada y abultada, cabellera crecida
Eres embrujo del
flujo que amamanta las voces del silencio
El almíbar cayendo
Resbalándose del
único pimpollo que, definitivamente se está abriendo…
María Verónica García
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