Solo, para que nutra el aire, de, tus
manos
Que agitadas, sin hacer otro reclamo
Confiesan, que no existe otra bravura, que
desvanezca, la ruptura, del dolor
Y rezando en los
pliegues más perfectos de la luna
El sentir abstraído, en la sonrisa
Piérdeme en, su
entorno, la amalgama de la prisa
Aventurando, un nuevo color…
María Verónica García
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