Algún día serás la
ceremonia del sol ardiendo…
Mis manos selladas en
el rezo amable de tan fogoso tiempo…
Surcando las entrañas
bañadas del rocío, que han dejado
nuestros cuerpos
Noche de fatigados besos, de Amor ardiente
Estremeciendo hasta el canto de la luna, en forma de cuna
Sembrarás de trigo el mármol
Para crecer con la
fuerza que me has mostrado
Luz de estrellas, como un embrión capullo del calor que nace de tus manos..
Cuando desciendas del
tibio rio, lágrimas fragorosas
Ya bañada la
estepa y habitada, entre sábanas rosas
Te
abrazaré de nuevo y en un respiro!...
Cantare a los cielos
y gritare tan fuerte que el mundo en un eco
Escuchara ya eres mío, para siempre!... ya eres mío!...
Haciéndote sentir lo
que a mí, casi al instante me dijeras
Estarás tan
seguro de mi Amor, que me habrás robado
el canto que se habrá perdido
Hacia tu voz de hombre, contaras las mismas palabras que hube escuchado...
En cada uno de los
huecos, nuestros nombres…
Saltaran al vacío…
Y, en las voces, de un eterno sueño, en cada cielo, me habrás amado y, con el mismo verbo te habré sentido!...
María Verónica García
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